Entre los múltiples factores que explican el resultado de las elecciones norteamericanas está el creciente rechazo en la sociedad de aquel país al aborto.
Tanto el presidente Obama como -si cabe, aún más- la candidata Clinton han hecho gala de una identificación con la internacional del aborto IPPF y sus intereses que ha provocado fuerte rechazo en gran parte de los norteamericanos. Por contra, la plataforma electoral del partido republicano suponía un claro y coherente compromiso con la defensa de la vida. Se ha llegado a decir que Trump impuso al partido republicano sus posturas económicas y éste impuso a Trump su agenda en materia de vida y familia.
Estados Unidos ha votado a favor del derecho a la vida y la maternidad en las recientes presidenciales y ha rechazado la plataforma demócrata comprometida con el abortismo más radical y libertario. Cabe esperar que en los próximos años se consume ¿irreversiblemente? el giro pro vida que se percibe en la sociedad yanqui desde hace ya años.
Confío que Europa inicie la misma senda de superación del aborto en breve.