Hace unos días leíamos en un periódico de Galicia la noticia sobre una voluntaria de REDMADRE de más de 100 años. Se trata de Lulú Vázquez, pontevedresa de 108 años, que hace ?calceta?. Su voluntariado consiste en tejer patucos para los hijos recién nacidos de las mujeres atendidas en la Asociación REDMADRE Pontevedra.

Es emocionante que una mujer haya llegado a esa edad con las capacidades físicas y mentales y con el empuje suficientes para plantearse seguir participando en una labor social. Cuando nació esta mujer no se estilaba la palabra solidaridad, pero seguro se educó en el respeto a todos los seres humanos, en el agradecimiento por lo que la vida le había regalado y en cuidar de los miembros más sufrientes de la sociedad de su ?tiempo?.

Muchas mujeres embarazadas han sufrido dificultades a lo largo de la historia. Con toda probabilidad Lulú ha conocido en el transitar de su vida las dificultades de algunas de ellas que, por causa de su maternidad, han sido abandonadas por sus parejas, familias o jefes.

No ha cambiado tanto la sociedad. 108 años después de nacer Lulú seguimos viendo actitudes escandalosas frente a muchas mujeres embarazadas cuando el embarazo es imprevisto o no reúne las ?condiciones? deseables para que siga adelante según ciertas mentalidades cerradas al valor de la vida.

Un día antes de la publicación de este reportaje habíamos recibido en Fundación REDMADRE la llamada de una matrona de 82 años preguntándonos si, aunque era muy mayor, podría ser voluntaria. Nos contaba que ella siempre había ayudado a las madres y a sus hijos y quería seguir haciéndolo. ¡Por supuesto que se va a incorporar al equipo de voluntarios de Fundación REDMADRE!

Gracias a todos los voluntarios sea cual sea su edad, su condición o sus capacidades. Gracias a ellos REDMADRE puede seguir acompañando a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad.