La situación que viven muchas mujeres cuando conocen que están embarazadas puede describirse como estar bajo la ‘ley del silencio’: silencio mortal del padre de la criatura que desaparece como un espectro; silencio despreocupado del médico al que la mujer comunica el embarazo y no le pregunta ¿cómo te sientes?, ¿qué necesitas?; silencio indiferente de la sociedad que se desentiende de la mujer por considerar que es un tema personal; silencio cómplice de los medios de comunicación que hablan de leyes y derecho al aborto, pero mantienen un silencio inmenso sobre las mujeres que quieren seguir adelante y sufren presiones y maltrato para que no lo hagan; silencio de los gobernantes que no elaboran planes de apoyo a la maternidad. Silencio que lleva a muchas mujeres a terminar con el embarazo.
Escuchamos el ‘sonido del silencio’ de aquellas mujeres que vienen a REDMADRE buscando ser escuchadas tras haber abortado, ya que a su alrededor solo encuentran la ‘ley del silencio’: se les dice que olviden y sigan adelante ¡cómo si fuera tan sencillo! No encuentran testimonios de otras mujeres que expresen lo que han sentido porque los medios de comunicación las silencian; no encuentran psicólogos a los que acudir porque hay muy pocos profesionales especializados en el trauma post aborto.
En REDMADRE escuchamos el ‘sonido del silencio’ de mujeres que necesitan hablar de una realidad que vivieron y expresar los diferentes sentimientos por los que pasaron: angustia, miedo, estrés, alegría, tristeza, tranquilidad, descanso, rencor, etc., mujeres que llevan años en silencio, sin poder hablar de ellos. Cuando hablan de sus hijos escuchamos también el ‘silencio de los inocentes’ a los que nadie da voz.
Si bien siempre hay valientes como nuestras voluntarias Esperanza Puente o Leire Navaridas que rompen el silencio que la sociedad impone y no tienen miedo a hablar de su experiencia porque saben que algunas mujeres, que tienen dudas, al escucharlas pueden decidir seguir adelante con su embarazo; y saben también que ayudan a que algunas puedan romper esa ‘ley del silencio’ que las tiene atenazadas y expresen todo lo que necesiten alrededor del aborto que sufrieron, que puedan hablar de sus hijos, de las decisiones que tomaron, de las personas que las acompañaron o no ese tiempo y, tras esa apertura, afrontar su vida con sonidos más acompasados.