La semana pasada asistimos asombrados al primer trasplante de válvulas que se hace en España entre un bebé, que falleció durante el parto, y otro niño. El hecho tan extraordinario ha sido posible porque unos padres han entendido que el término ‘incompatible con la vida’ es inaplicable a un ser humano, además de indigno y nada científico.

No sabemos si a los padres, por haber decidido continuar con la gestación se les ofreció la posibilidad del trasplante, o decidieron continuar porque valoraron la oportunidad de apoyar la vida de otro niño, en todo caso, la decisión tomada fue continuar hasta el final de la gestación y dar una opción a la vida. La niña no sobrevivió al parto, pero logró alcanzar el momento en que los médicos pudieron trasplantar sus válvulas cardiacas a otro niño. ¿Hay algo más compatible con la vida que facilitar la de otro ser humano?

¿Cuántas oportunidades de trasplantes se habrán perdido en España por aplicar el aborto a no nacidos a los que se les clasificó como ‘incompatibles con la vida’? ¿Cuántos pudieron haber vivido meses, incluso años? ¿Cuánta presión sufren muchos padres para que recurran al aborto cuando se ‘diagnostica’ ‘incompatibilidad con la vida’?

Cuando escuchaba al doctor relatar la noticia del momento en que los padres se despidieron de su hija, no podía menos que emocionarme, pero me preguntaba ¿si no hubieran donado sus órganos, estaríamos hablando de esta despedida?, ¿cuántos niños ‘incompatibles con la vida’ no han tenido la oportunidad de ser despedidos por sus padres en un duelo humano, digno y respetuoso?

El próximo 12 de marzo Fundación REDMADRE, sus 40 asociaciones, y el resto de las organizaciones que trabajamos acompañando a las mujeres embarazadas y a sus hijos, participaremos junto con la Plataforma ‘Sí a la Vida’ en una marcha recordando que la vida es digna desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, y reivindicando que toda vida tiene sentido; en el caso que nos ocupa es fácil adivinar el sentido de la vida de la niña que vivió lo suficiente para ayudar a vivir a otro niño.