El ser humano va transitando en su ciclo vital por diversas etapas, desde el nacimiento y primera infancia hasta la vejez y muerte. Se habla mucho de la adolescencia como una transición de ciclo vital, de la crisis que su pone y de los retos que hay que afrontar, pero se habla poco de la transición a la maternidad.
La maternidad también es una transición, un periodo de cambio significativo que exige un importante esfuerzo de adaptación. La mujer pasa de ser hija a ser madre; esta transición, a menudo, supone una crisis en la vida de la mujer, que debe afrontar retos nuevos y realizar cambios profundos en su vida.
Se ha dado en decir que hay tres embarazos: uno es el biológico, donde la mujer poco a poco interioriza su maternidad biológica, asume los cambios en su cuerpo y percibe el desarrollo embrionario de su hijo; otro embarazo es el que se produce en la psique de la mujer, su actitud ante la maternidad: qué miedos la embargan, qué apoyos emocionales tiene, como vive el parto?; el tercer embarazo es el mental: cómo se imagina al hijo, cómo se ve ella como madre, como proyecta el futuro, etc.
El embarazo como situación de crisis evolutiva conlleva vulnerabilidad, desequilibro, reorganización y necesidad de adaptación a un proceso de cambio. La crisis que supone un embarazo, especialmente un embarazo imprevisto, puede ser una oportunidad para realizar cambios en la vida, aprender cosas nuevas, abrir diferentes perspectivas. Acompañar a la mujer en esta transición es importantísimo.
En Fundación REDMADRE ofrecemos este acompañamiento a las mujeres embarazadas y madres recientes para que afronten esta nueva etapa del ciclo vital con seguridad y fortaleza. Nuestros voluntarios se preparan para este acompañamiento, entendiendo que son un apoyo importante para aquellas mujeres que afrontan el embarazo en soledad.