Mucho se habla y se escribe acerca de los efectos que sobre la mujer supone un aborto provocado. Al conjunto de síntomas algunos le llaman síndrome post-aborto, a otros lo denominan trauma post-aborto y algunos se refieren a ellos como secuelas post-aborto .
Está demostrado que las mujeres tienen reacciones frente a un aborto provocado, reacciones físicas, psicológicas, emocionales y relacionales y que las reacciones son diferentes para cada mujer. La vivencia es muy personal pero casi todas las mujeres la descripción traumática. Existen estudios que demuestran esto, como es el estudio Women Who Suffered Emotionally from Abortion: A Qualitative Synthesis of Their Experiences realizado a través de una encuesta a 987 mujeres que abortaron (Aquí traducción al español), o el estudio «Aspectos psicológicos asociados al aborto en Sudamérica:Revisión de la literatura» , en español y en inglés.
A continuación, reproducimos un informe redactado por Cristián Rodríguez R. de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes titulado Vivencias Post-Aborto donde analiza los estudios que tanto en Europa como en América se han realizado sobre el tema:
Vivencias Post-aborto
A modo complementario a datos, los estudios cualitativos que ofrecen narrativas y orientaciones para comprender la vivencia de las mujeres que han pasado por una situación de aborto: son sus sentimientos al respecto, cómo miran la vivencia en retrospectiva, y qué implicancias tienen para ellas y para su narrativa biográfica personal. El siguiente informe busca recopilar la evidencia existente en la literatura especializada sobre las experiencias experimentadas por mujeres que se han realizado un aborto. Se cubrió un universo de 16 estudios cualitativos, tanto del ámbito europeo como latinoamericano, concentrando la atención en la descripción de las vivencias próximas al aborto ya la elaboración remota que hacen las mujeres que han abortado. En total, se contabilizan entrevistas a 197 mujeres de diversas situaciones culturales, sociales y personales.I. Vivencias próximas del post-aborto: ¿cómo vivencian las mujeres un aborto reciente?
En el período inmediatamente posterior al aborto inducido o quirúrgico, lo que marca la vivencia individual de las mujeres es la ambivalencia . Por un lado, existe una sensación de alivio ante la ansiedad y el miedo producido por la situación del embarazo no deseado, la presión del entorno social o la falta de apoyo por parte de éste. La maternidad proyectada era una experiencia como una imposible imposible de ser, por lo que su terminación abrupta implica, entonces, un alivio. Por otra parte, no obstante, los estudios muestran que las mujeres merecen un episodio de sufrimiento agudo, con distintos significados. En primer lugar, la experiencia misma del aborto resultó ser tremendamente significativa. En el caso del aborto inducido químicamente (es decir, misotrol), la afección corporal (malestar general, vómitos, mareos, etc.) es tan importante, que suele ser reportado por las mujeres como indeseable y desagradable. Además, por su carácter farmacológico, muchas mujeres decidieron realizarlo en su hogar, en el que participaron, con la posibilidad de contar con contención de terceros (Casas & Vivaldi, 2014; Fielding, Edmunds y Schaff, 2014; Gómez & Henríquez, 2014). El caso del aborto quirúrgicoEl contexto médico no implica necesariamente una mayor contención (Alex y Hammarström, 2004; Broen, Moum, Bödtker y Ekeberg, 2005; Marquina y Bracho, 2007; Törnborn y Möller, 1999). En el caso de los países donde el aborto es ilegal, la clandestinidad también incide en el carácter traumático del episodio (Bustos, Muñoz y Sánchez, 2011; Carril y López Gómez, 2007; Casas & Vivaldi, 2014; Gómez y Henríquez, 2014; Rondón, 2009). Usualmente, la vivencia próxima al aborto está marcada por una desorientación vital: “cuando lo hice, después, entré en una depresión máxima, ultra negativa y o sea, descontrol, o sea no sabía qué hacer, estaba en un caos mental brígido, y me dediqué a carretear, a pasarla bien, a consumir droga, a todo, a hacer vida, a sentir algo, que me remeciera, que me dijera, conchetumadre estay en este planeta, estay aquí parada” (chilena, 25 años, testimonio citado en Gómez & Henríquez, 2014, p.66). También se reportan dudas e incertidumbres respecto de las posibilidades futuras de maternidad y ansiedad ante un posible daño en la fertilidad (Alex & Hammarström, 2004; Carril & López Gómez, 2007; Fielding et al., 2014). No obstante, la constelación emocional que más se reitera en los estudios cualitativos son las sensaciones de tristeza, pena y culpabilidad (Bustos et al., 2011; Gómez & Henríquez, 2014; Lie, Robson, & May, 2008; Marquina & Bracho, 2007; Peña Pasapera & Pérez Ramón, 2011). Son minoritarios los estudios en los que se ha podido entrevistar a mujeres que hayan tenido una experiencia del aborto, libre de sentimientos negativos (Avalos, 1999; Goodwin & Ogden, 2007), siendo consideradas, no obstante, como situaciones puntuales, no halladas fuera de contextos europeos o norteamericanos. Asimismo, se ha visto cómo estas emociones negativas estarían mediadas por el grado de conciencia respecto de la vida humana en gestación, lo que a su vez puede estar marcado de forma cultural o social (Avalos, 1999; Carril & López Gómez, 2007; Goodwin & Ogden, 2007; Kimport, 2012; Lie et al., 2008; Marquina & Bracho, 2007; Rondón, 2009) como también por el grado de certeza y convicción respecto del aborto como la única solución para la situación en la que se encontraban (Casas & Vivaldi, 2014; Domingos, Merighi, Jesus, & Oliveira, 2013; Fielding et al., 2014; Kimport, 2012)II. Vivencias remotas del post-aborto: ¿cómo se experimenta el aborto en la narrativa biográfica personal?
Salvo excepciones, la mayoría de las mujeres entrevistadas reportan que la experiencia del aborto no es un tema olvidado y cerrado, sino que sigue presente hasta el día de hoy “con lo que se tiene que vivir siempre” (norteamericana, que abortó hace más de 15 años, citado en Trybulski, 2006, p. 686). Se experimenta una dificultad en integrar significativamente el aborto como una experiencia vital constitutiva, y suele ser vivido como un asunto en curso (Boulind & Edwards, 2008; Carril & López Gómez, 2007; Fielding et al., 2014; Peña Pasapera & Pérez Ramón, 2011; Trybulski, 2006). Algunos autores califican esta presencia constante del aborto como intromisiones de pensamiento, e incluso, alocuciones, fantasías y sueños con el hijo ausente. La gran mayoría de las mujeres que han abortado, según los estudios, asegura que no tenía otra alternativa y están convencidas de que abortar era la única salida a la situación en la que vivían(Carril & López Gómez, 2007; Gómez & Henríquez, 2014; Törnborn & Möller, 1999). Estudios reportan que regularmente las mujeres experimentan sensaciones y pensamientos relacionados al posible hijo que no tuvieron, pensando cómo habría sido el embarazo, su infancia, cómo se vería ahora, de qué manera la vida suya y familiar habría sido distinta a la de ahora(Alex & Hammarström, 2004; Fielding et al., 2014; Kimport, 2012; Peña Pasapera & Pérez Ramón, 2011; Trybulski, 2006). Además, se reportan situaciones ansiógenas relacionadas con la maternidad – embarazos siguientes – como también en el trato de niños pequeños (sobrinos, alumnos, pacientes), que evocan al hijo perdido. En algunos estudios, los sentimientos negativos persistentes se reportan como la vivencia de una pérdida, teniendo la estructura de un duelo (negación, negociación, reconciliación), mientras que otros estudios muestran que no hay un patrón común en la dinámica post-aborto; dinámicas tipo “caja de pandora” (negación y reventón emocional años después), estrategias de desviación de la atención, situaciones dolor y sufrimiento insuperables, reparación simbólica o mediada, proyección de la culpa en el entorno social, etc. (Avalos, 1999; Boulind & Edwards, 2008; Goodwin & Ogden, 2007; Lie et al., 2008; Marquina & Bracho, 2007) Para prácticamente todas la mujeres estudiadas, el aborto realizado constituye un secreto íntimo, un dolor profundo que no puede ser abiertamente liberado y compartido, tanto por la vergüenza como por el estigma que existiría sobre este tipo de actos, o ilegalidad en algunos países (Astbury-Ward, Parry, & Carnwell, 2012; Boulind & Edwards, 2008; Bustos et al., 2011; Fielding et al., 2014; Gómez & Henríquez, 2014; Kimport, 2012; Marquina & Bracho, 2007). La ambivalencia que reportan las mujeres en la proximidad del aborto se convierte en un hilo conductor de su propia significación biográfica del aborto: por un lado están las “razones” que justificarían la necesidad de abortar, pero por otro lado, el episodio traumático, la pérdida, el duelo del hijo ausente, el rechazo – temporal – a la propia maternidad. Esta ambivalencia, que ha sido descrita como un conflicto cabeza-corazón (Kimport, 2012), suele permanecer como una constante en la historia vital de la mujer que aborta, salvo en aquellos casos. Si bien la historia personal de cada mujer puede haber evolucionado para mejor o peor después del aborto, su persistencia es patente en la vida psíquica de cada una de ellas, ya sea como una medida necesaria o como un error. Hay evidencia de procesos terapéuticos en los que esta persistencia puede ser mejor asimilada e integrada en la biografía, mediante el reconocimiento pleno de la personalidad del hijo y de la pérdida, y la paciente se pueda perdonar a sí misma (Boulind & Edwards, 2008). Valga tomar en consideración que estas características psicológicas del proceso suelen ser independientes de las posiciones morales y políticas que las mujeres tengan sobre la legalización o despenalización del aborto, su ilicitud moral (Alex & Hammarström, 2004; Astbury-Ward et al., 2012; Gómez & Henríquez, 2014; Lie et al., 2008; Trybulski, 2006).Referencias
- Alex, L., & Hammarström, A. (2004). Women ’ s experiences in connection with induced abortion – a feminist perspective. Scandinavian Journal of Caring Sciences, 18, 160–168.
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- Avalos, L. (1999). Hindsight and the abortion experience: What abortion means to women years later. Gender Issues, 17(2), 35–57. doi:10.1007/s12147-999-0014-8
- Boulind, M., & Edwards, D. (2008). The Assessment and Treatment of Post-Abortion Syndrome : A Systematic Case Study From Southern Africa. Journal of Psychology in Africa, 18(4), 539–548.
- Broen, A. N., Moum, T., Bödtker, A. S., & Ekeberg, O. (2005). Reasons for induced abortion and their relation to women’s emotional distress: a prospective, two-year follow-up study. General Hospital Psychiatry, 27(1), 36–43. doi:10.1016/j.genhosppsych.2004.09.009
- Bustos, C., Muñoz, D., & Sánchez, C. (2011). Auto-comprensión de dos mujeres chilenas que han vivenciado la experiencia de un aborto. Estudio de casos. Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
- Carril, E., & López Gómez, A. (2007). Aspectos psicológicos del aborto voluntario en contextos de ilegalidad y penalizacion (pp. 1–98). Montevideo (Uruguay).
- Casas, L., & Vivaldi, L. (2014). Abortion in Chile: the practice under a restrictive regime. Reproductive Health Matters, 22(44), 70–81. doi:10.1016/S0968-8080(14)44811-0
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- Peña Pasapera, G. del P., & Pérez Ramón, M. del C. (2011). Historias de vida de mujeres que experimentaron un aborto entre los 20 a 35 años en el Instituto Nacional Materno Perinatal , periodo noviembre 2010 – enero. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
- Rondón, M. B. (2009). Resultados de la investigación sobre las consecuencias emocionales y psicológicas del aborto inducido. Lima: Centro de Promocion y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos (PROMSEX).
- Törnborn, M., & Möller, A. (1999). Repeat abortion : a qualitative study. Journal of Psychosomatic Obstetrics and Gynecology, 20, 21–30.
- Trybulski, J. (2006). Mujeres y aborto: el pasado llega al presente. Journal of Advanced Nursing, 54 (6), 683-90. doi: 10.1111 / j.1365-2648.2006.03871.x