El acompañamiento es una acción personal, propia de la naturaleza social del ser humano y que tiene dos facetas: se recibe y se ofrece. Desde que somos engendrados necesitamos la compañía de otras personas para poder sobrevivir. Nacemos y crecemos en red, en un tejido de relaciones familiares y sociales que nos ofrece apoyo para que nuestro desarrollo alcance todo su potencial.
Acompañar es caminar al lado de una persona ofreciendo apoyo. Es estar ahí por si nos necesita en un momento puntual de su recorrido. Es ofrecer calor humano, para que la persona pueda encontrar un bálsamo en su viaje. El camino es personal y cada uno deberá afrontar los retos que la vida le depare, pero saber que hay alguien a nuestro lado es fundamental. Todos hemos necesitado y tenido apoyo en algún momento de nuestra vida; suele ser muy significativa la experiencia de haber podido apoyarnos en una persona cuando ya no teníamos fuerzas para continuar, o cuando no sabíamos qué camino coger. Esta experiencia tan humana, tan vital y profunda es la que ofrecen nuestros voluntarios a las madres que recurren a REDMADRE.
Cuando una mujer solicita el apoyo de REDMADRE es porque está sola. Su red de apoyo ha fallado y las personas que deberían estar ahí, acompañándola en un momento tan crucial para ella y su hijo, no están. No está el padre del hijo que espera, o no están sus padres, y tampoco su grupo de iguales le acompaña. En REDMADRE va a sentir la compañía de personas que entienden su situación, que le van a acompañar en su camino por las primeras etapas de su maternidad para que ese camino pedregoso y frío se vaya transformando en un sendero más agradable de transitar, porque nacimos para acompañar.