Apreciada Sra. Valenciano, en sus intervenciones públicas se pone de manifiesto que usted habla de una mujer ideal que no existe y que desconoce los dramas humanos que se ocultan tras la palabra «aborto». En nuestro trabajo diario en REDMADRE constatamos una realidad muy distinta de la que usted habla, por ello me gustaría compartir con usted esa soledad y abandono que experimentan las mujeres embarazadas que son más vulnerables y se encuentran en peligro de exclusión social, a las que nuestros voluntarios atienden de forma personal y directa, tratando de poner en sus manos la escasas ayudas de que disponemos y, mucho más importante, toda la comprensión y cariño de que somos capaces.
Quiero invitarla de nuevo e insistir en que se conceda un poco de tiempo para conocer REDMADRE, y pueda comprobar personalmente el drama que afrontan la inmensa mayoría de las mujeres que se ven abocadas a abortar, así como las secuelas posteriores que antes o después han de afrontar.
Quiero también que conozca la profunda satisfacción e inquebrantable alegría de aquellas mujeres a las que atendemos y que en un 80% revirtieron su decisión original de abortar, optando finalmente por ser madres, como en el fondo de su corazón deseaban. Ninguna de ellas, y son más de 10.000 las que hemos atendido por toda España en los 6 años de trabajo, se ha arrepentido de su decisión de continuar con su embarazo, incluso cuando su entorno familiar y social les sigue siendo adverso o, también, cuando sus hijos nacen con graves malformaciones congénitas y sobreviven escasas horas o muy pocos días.
En REDMADRE sólo disponemos de una fuente de información para sostener nuestros argumentos en favor de la maternidad: la realidad de los hechos procedentes de miles de mujeres atendidas en gran parte del territorio español. Nuestra defensa de la libertad de la mujer y de su derecho a ser madre, no responde a ideología de tipo alguno ni partidista; tampoco a creencias de índole religiosa ni de cualquier otra naturaleza. Es la misma realidad, Sra Valenciano, la fuente diaria de nuestra experiencia, a la que apelamos para rogarle que se dé usted también la oportunidad de tener un primer contacto con ellas.
Le aseguro Sra Valenciano que la inmensa mayoría de las mujeres embarazadas de manera imprevista, no acuden libremente a abortar; y que existe una verdadera estructura de poder machista que, en la gran mayoría de los casos, las fuerza a hacer algo que va en contra de su natural deseo de ser madres. Esa es la razón de que el aborto constituya un verdadero drama para las mujeres y que, al menos en este punto, nadie lo niegue, lo oculte ni lo discuta.
No hace falta la ciencia embriológica, ni la genética, ni sesudas reflexiones por parte de nadie, para que la inmensa mayoría de las mujeres sepamos que, cuando nos quedamos embarazadas, llevamos en nuestro vientre un hijo, que es un ser tan humano como nosotras mismas. Podremos optar por tener un hijo vivo o tener un hijo muerto abortándolo, pero al cabo no podremos eludir por mucho tiempo que en cualquier caso se trata o se trataba de nuestro propio hijo.
Se ha abierto un debate de grandes alcances en España, que tendrá no poca repercusión fuera de nuestras fronteras; cada cual ha fijado sus posturas y se han enrocado en sus posiciones de tipo partidista e ideológico. Pero pocos hablan del drama de las mujeres embarazadas que son más vulnerables y están en riesgo de exclusión social, de su confusión ante tanta soledad y abandono por parte de casi todos, ni del dolor de la herida que siempre les produce truncar la vida de sus propios hijos.
A eso le invitamos Sra Valenciano, a que usted misma lo compruebe directa y personalmente. Cualquiera de nuestras 40 sedes por toda la geografía española estarán encantadas de recibirla y mostrarle nuestro trabajo diario con las mujeres embarazadas de cualquier edad, religión, cultura y nacionalidad que atendemos. Espero que acepte mi invitación para que sus pronunciamientos públicos en materia de aborto a partir de ese momento adquieran la credibilidad de que de momento carecen.
Un cordial saludo.