En momentos de grandes incertidumbres y cierto pesimismo colectivo, es bueno recordar que en España siguen existiendo grupos sociales que encarnan las mejores energías de nuestra sociedad y son prueba de que hay razones para la esperanza. Uno de esos grupos es el voluntariado REDMADRE: miles de personas -la mayoría mujeres- que dedican sus mejores energías a acompañar a mujeres embarazadas en situaciones de exclusión social para ayudarlas a superar las dificultades – ¡agobiantes y dramáticas muchas veces!- que dificultan y lastran su derecho a ser madres.
La Constitución reclama a los poderes públicos que remuevan los obstáculos a la libertad y los derechos de los ciudadanos. El voluntariado REDMADRE remueve todos los días y en todos los rincones de la geografía nacional los obstáculos que se alzan como muros ante tantas mujeres embarazadas en su camino hacia la maternidad.
Es un voluntariado, fundamentalmente, de mujeres comprometidas con las mujeres que están en peor situación y que cuenta con el apoyo del voluntariado activo de tantos hombres que aportan con su mejor saber hacer el complemento que pueden -¡que es mucho!-, pues en la causa de la mujer todos podemos y debemos colaborar, hombres y mujeres, pues todos somos solidarios.
A punto de cumplir 10 años de vida, la red de voluntariado de REDMADRE ha dado apoyo y ayuda a más de 40.000 mujeres y sus hijos ante todo tipo de necesidades y situaciones, algunas -¡muchas!- de esas que muchos de nuestros burgueses y políticos creen que ya no existen y que solo conocen como fábulas novelísticas a través de las obras de Dickens, suponiendo que las hayan leído.
En nuestra sociedad existe mucha miseria, mucho abandono, mucha violencia machista; y el embarazo es con frecuencia foco de atracción sobre la mujer de las peores consecuencias de esas situaciones. Mucha gente no quiere ver estas situaciones y niega que existan porque piensan que como se puede abortar no puede ser cierto que el embarazo sea fuente de problemas. Quienes así piensan desconocen que el aborto es ya en sí mismo un inmenso drama, también para la madre que se ve abocada a él. Quienes así piensan, en la práctica -aunque quizá no sean conscientes de ello- dejan solas a esas mujeres sin ayudar a remover los obstáculos a su derecho a ser madres. Quienes así piensan -probablemente sin darse cuenta- legitiman y consagran una nueva estructura de violencia estructural contra la mujer que la obliga o empuja al aborto contra su íntima voluntad. Quienes así piensan son como aquellos bienpensantes de conciencia tranquila del siglo XIX que se oponían a las políticas sociales de apoyo al proletariado con el argumento de que si los trabajadores aceptaban jornadas laborales de más 12 horas en condiciones insalubres y peligrosas y por un salario de miseria era porque querían porque eran libres para rechazar esos trabajos. Quienes así piensan desconocen que el aborto supone eliminar una vida humana y por tanto no es algo neutro. ¡Cuánta hipocresía! ¡Cuánta ceguera!
El voluntariado REDMADRE es un ejemplo de personas que no se dejan cegar, que miran sin prejuicios a las mujeres concretas que sufren y se ponen a su disposición con disponibilidad 24 horas para remover esos obstáculos tan reales a que la mujer y su maternidad deben enfrentarse en nuestra sociedad. El voluntariado REDMADRE es una razón para la esperanza: una sociedad mejor y más amable con la mujer, la vida y la maternidad es posible.