La vida lo contiene todo. Contiene la izquierda y la derecha. Contiene lo progresista y lo conservador. Contiene lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Contiene a los que piensan como yo y a los que piensan de manera distinta. Defender la vida es un acto de generosidad y de apertura a los demás sin condición alguna.
Defender la vida es defender la igualdad. Igualdad de la mujer, en primer lugar, que por serlo afronta una situación privativa e intransferible; y que por eso necesita una atención igualmente específica. E igualdad también en un sentido más comprometido social y políticamente, porque no todas las mujeres tienen las mismas posibilidades, ni los mismos recursos, ni las mismas redes de seguridad para hacer frente a su situación del mismo modo.
No creo que haya un acto más transversal y menos partidista que este de apostar por la mujer y la vida. Más comprometido con la igualdad real. Más justo. Y por eso creo que es necesario actuar con decisión ante la opinión pública para limpiar de connotaciones absurdas la tarea de defender la vida.
Nuestra tarea es muy simple: promovemos la libertad. Ayudamos a que la libertad no quede clausurada ni sometida, ni desatendida nunca, tampoco en el momento en que una mujer sabe que va a ser madre. El mandato constitucional de remover los obstáculos a la libertad, es especialmente importante cuando más difícil resulta ejercerla, cuando más se estrechan nuestras posibilidades.
REDMADRE no milita en ningún partido y quiere militar en todos. REDMADRE pone a disposición de todo el que quiera acercarse a nosotros una experiencia muy larga y muy fructífera sobre la que obtener enseñanzas y trazar caminos. Son miles de mujeres y son muchos miles de vidas. Y es un gran esfuerzo económico privado, que podría mejorar su resultado exponencialmente si lo acompañara un pequeño esfuerzo público. No sé quién puede oponerse a esto razonadamente cuando se formula como se debe y con la mirada limpia.